El presente número de Temas de Reflexión y Debate continúa el análisis sobre el sistema de partidos políticos en Bolivia. Los artículos que se ponen a consideración del lector, son propuestas destinadas a abrir el diálogo sobre una problemática cuya actualidad y urgencia viene dada por la demanda de reimpulsar la democracia con mayores componentes participativos, mejorando al propio tiempo, la calidad de representación y mediación de intereses por parte de las organizaciones políticas.
René Mayorga, cuyo artículo abre el análisis, sitúa a la democracia boliviana ' luego de los acontecimientos de octubre en la problemática de los sistemas políticos en la que dos factores para la viabilidad de regímenes democráticos se muestran particularmente debilitados: los partidos políticos y el Estado en la medida en que no es capaz de cumplir sus funciones básicas. En cuanto a los partidos políticos, propone un cambio de óptica en el diagnóstico de su crisis, no es la pérdida de confianza y credibilidad producto de la volatilidad de la representación política la que los llevó a la actual situación, sino sus deficiencias y fracasos en la gestión gubernamental y estatal. El trabajo de Mayorga, incluye también una exploración de las perspectivas más probables para los partidos políticos en el nuevo escenario del inédito gobierno apartidista, surgido luego de la caída de Sánchez de Lozada.
El aporte de Jorge Cortéz y Alberto García abre una nueva perspectiva al momento de evaluar la crisis del sistema político y de partidos a partir del conjunto de reglas que hacen posible la existencia de determinadas organizaciones políticas y su interacción con el Estado y la ciudadanía; reglas que, en situaciones de cambio, encuentran dificultades para generar funcionalidad y otorgar certidumbre a los actores y el juego de intereses en los que se desenvuelve la representación política, las decisiones públicas ,el tratamiento de conflictos y, en definitiva, la serie de factores que hacen posible la gobernabilidad. Los procesos de cambio institucional expresan conflictos de intereses específicos 'que no encuentran en las reglas de juego existentes las condiciones para reafirmarse sin generar conflicto e interferir el complejo sistema de complementariedades que hacen a la existencia de una sociedad plural y heterogénea. Qué tipo de partidos queremos y cómo es posible producidos a través de un cambio institucional que genere un nuevo marco de incentivos y desincentivos orientados a renovar la representación partidaria, es una temática que urge incorporar en el debate.
Raúl Peñaranda combina elementos de diagnóstico y de pronóstico al sostener que el modelo político boliviano está en transición de un sistema de partidos a otro. Los partidos que conformaron el ciclo de la democracia pactada no logran revertir las lógicas caudillistas y clientelares que son disfuncionales con procesos de modernización, democratización interna y participación ciudadana. En estas condiciones no están en la capacidad de renovar lideratos ni mejorar su relación con la ciudadanía. Paradójicamente, partidos que impulsaron procesos de institucionalización y modernización en los poderes del Estado se muestran reactivos a democratizar e institucionalizar sus estructuras internas. La falta de voluntad política de renovación es, a criterio del autor, un factor de asfixia que dará lugar a un nuevo sistema de partidos.
Esperamos que los trabajos publicados permitan incorporar nuevos insumos a la tarea de modernización, democratización y reorientación de las organizaciones políticas como vía ineludible para fortalecer el nuevo ciclo democrático que vive el país.