Desde que en 1978 tuviera lugar la segunda transición en República Dominicana el sistema de partidos ha experimentado una progresiva mutación del tripartiílismo en la "democracia gerontológica" (Polanco, 1999), al hipanidismo "satelital" (Espinal, 2010) en la etapa de la consolidación democrática. En el nuevo escenario post caudillos, el Parrido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) compiten por atraer a los pequeños partidos que gravitan a su alrededor y cuyo apoyo sentencia en las urnas la alternancia o la continuidad. Si las pasadas Cifras electorales confirman que es el PLD quien domina el arte de conquistar y premiar aliados las últimas reyertas en el PRD hacen presagiar que el Clima interno (y eterno) en el que vive este partido, le allanarán el camino.