La idea de publicar en forma de libro los textos escritos a lo largo del último tiempo, tiene por lo menos dos razones explícitas y una implícita. Esta última tiene que ver con una conocida declaración de Rousseau de que si él hubiera sido legislador, diríamos ahora un hombre de acción, no escribin’a lo que se tiene que hacer, lo haría. Aunque la añnnación parece ser muy rotunda, en nuestro caso hay algo de cierto en todo ello.

En cuanto a las otros dos, la primera es que constituye una forma de recuperar la memoria “intelectual” de quien en este campo ha vivido un proceso de ruptura prolongada que se extiende por varios años, hasta cristalizar en lo que es ahora. Los textos que se publican pertenecen a la fase terminal de ese proceso, en el que las claves de lectura de la realidad social y política están relativamente bien asentadas. En el núcleo de esas claves se encuentra indudablemente la idea positiva de la democracia, así como en la fase inaugural se encontraba la idea negativa de la democracia “formal”. La idea de la democracia es mucho más que la aceptación procedimental del voto para definir la titularidad del poder. Ello puede constatarse no sólo en su aptitud a extenderse a campos no estrictamente políticos, sino en sus implicaciones profundas para los comportamientos y actitudes de los hombres. Quizá esto último sea lo más difícil de la democracia. Es siempre más fácil demandar la democracia que realizara. En nuestro país la democracia fue más un recurso de impugnación al adversario que la convicción y voluntad de hacerla Incluso aquéllos que la hicieron posible en los años ochenta, probablemente lucharon más contra el autoritarismo que por la democracia. Así la democracia no es algo que debe sólo exigirse a los demás sino algo que debemos ser.