La mujer latinoamericana actual vive una situación que ha heredado y la cual le afecta desde varios ángulos, a saber: el económico, el cultural, el religioso, el patriarcal-educativo y el vocacional. Esta situación la ubica de una manera marginal en la vida, desde donde participa ofreciendo el servicio que esperan de ella. Pero existen señales de esperanza, en la acción de grupos minoritarios que van creando una nueva realidad. Aunque aceptan parcialmente el lugar asignado a la mujer como adorno, madre y acompañante, estos grupos superan la propuesta, integrándose al proceso latinoamericano, en el movimiento en pro del desarrollo de la mujer y de su participación en la sociedad.