Resulta inevitable, en momentos de crisis política, la referencia negativa por contraste. La nueva izquierda que se va estructurando en esta confusa etapa de transición no puede menos que referirse por un lado 4 la UDP
(Naufragio histórico de toda una forma de hacer política) y por otro lado al frente oligárquico gobernante (emergencia exitosa pero inviable de una nueva forma de hacer política en contra de la Patria).
La concepción que la izquierda va formulando acerca de la política, la democracia y su modernización, arranca por tanto de un doble contraste:
En contraste con la UDP, la izquierda ha de entender la política no como una tarea de administración del Estado -y de su crisis- sino como una lucha colectiva y articulada por la transformación del Estado (por este camino la "modernización" de la política).
En contraste con la bipartida ría gobernante (MNR-ADN), la izquierda entiende a su vez la democracia como el marco dentro del cual ha de emprenderse tal formación (el marco dentro del cual hay que hacer política. Pero aclarando que no se puede tratar de la “democracia” liberal clásica, que funciona en base a la suma de “ciudadanos” que ejercen su libertad y su responsabilidad social a través de su voto individual, para luego abdicar de dicha libertad.