La realidad boliviana ha dado un revés teórico y práctico al famoso anti reduccionismo clasista y a la crítica al leninismo vanguardista que han hecho quienes han caído con la concertación electoral entre cúpulas políticas desclasadas.
Porque, es el pacto por la democracia MNR-ADN un contundente ejemplo de cómo por encima del mecanismo político, la clase dominante, en este caso la oligarquía boliviana se ha unificado en torno a su proyecto histórico jurídicamente llamada 21060, haciendo una serie de concesiones a los instrumentos políticos que han sido sobre pasados por la “clase”.
Es que lo que ha sucedido en nuestro país a partir de 1985 no es la estructuración de una nueva cultura política donde existe mecanismo de mediación destinado a crear un pacto democrático por encima de los intereses clasistas, todo lo contrario, vivimos una etapa de dominación democrática autoritaria con reglas de juego provisionales hasta tanto no se estructure desde el campo popular alternativas políticas revolucionarias con un claro contenido de clase.