Pese a la diferencias del posmodernismo como la Ilustración, sobre todo en lo que respecta a la relaciones entre individuos y libertad, cuando se dice que en la posmodernidad el ignorante sí es libre sólo se pregona una necesidad por posmodernizar todo. El exacerbamiento del uso de las costumbres de los jóvenes o adolescentes, como forma de enfatizar que la cultura no sirve más que para acartonar al individuo, es el más reciente discurso "liberador" de las élites posmodernas. El destino de su acción y el de los discursos nacionalistas dependerá del desprendimiento que el ser cultural antropológico logre o no de los zombies y los fanáticos, que son las figuras utilizadas por Finkielkraut para describir a los derrotistas del pensamiento.